sábado, 23 de mayo de 2009

¿ENTONCES POR QUE ESTAMOS EN CRISIS?

Horacio Medina


Es indudable que al “recalcular”, en términos reales, vale decir en dólares constantes de 2009, lo que ha sido la historia de precios del crudo, las cifras resultan reveladoras y contundentes. Nada puede evitar que surjan preguntas que se convierten, simultáneamente, en cuestionamientos: ¿Dónde está ese dinero?, ¿Qué se ha hecho con esos ingresos?, ¿Y ahora qué?



Poder comprobar de manera inequívoca, la avalancha de dólares que han ingresado al país entre febrero de 1999 y diciembre de 2008, en los 10 años de “chavismo”, es impactante. Sin embargo, la conmoción es todavía mayor, mucho más contundente, cuando lo comparamos con los ingresos con el período 1989 – 1998, en los últimos 10 años de la mal llamada “cuarta república”.


Resulta que durante los 10 años de “chavismo revolucionario”, el precio del crudo marcador, en valor presente, en términos reales, es decir, calculado en dólares constantes del año 2009, ha sido de 54 dólares por barril. Ese mismo procedimiento aplicado a la “ultima década de la cuarta república” nos arroja el resultado de 32 dólares por barril. En otras palabras, la diferencia entre ambas cifras significa 22 dólares más por cada barril, es decir 70% adicional en el ingreso.


Sin duda alguna que unos ingresos de esta magnitud, correctamente administrados por un gobierno, medianamente eficiente, con una burocracia aceptable y con los vicios menores, comúnmente cuestionados pero normalmente aceptados por las democracias, habría producido significativas mejoras en educación, salud, vivienda, vialidad, en la infraestructura agro-industrial y en fin, en todos los aspectos económicos y sociales del país, traducidos en reducciones importantes en los índices reales del desempleo, sub-empleo, la pobreza y por ende, en una importante mejora en la seguridad personal y la calidad de vida de los venezolanos.


Sin embargo, lo que encontramos es todo lo contrario, por ninguna parte, podemos ver reflejado ese importante “chorro de billetes” ingresados en los 10 años de chavismo. Es obvio que no se han construido las escuelas y liceos requeridos; tampoco los ambulatorios, hospitales y centros asistenciales apropiados; menos aún, se han resuelto los recurrentes problemas de viviendas, salvo las masivas construcciones de ranchos insalubres y denigrantes de la condición humana que la necesidad ha obligado a levantar a las clases más necesitadas; no hay obras de infraestructura vial que puedan resaltarse, más allá de las deficientes terminaciones de obras iniciadas en décadas pasadas. Además, lejos de haber incrementado la infraestructura agro industrial del país, podemos observar una destrucción masiva de ellas.


Para nada se ha incrementado el empleo productivo con salario digno y condiciones estables, se ha incrementado eso sí, el subempleo y la dependencia de la remuneración condicionada al “trabajo” político. En consecuencia de todo lo anterior, la inseguridad ciudadana crece exponencialmente y el respeto a la vida se pierde en la destrucción institucional de la policía, en el aumento significativo del sicariato y en la destrucción del sistema de justicia. En fin, menos que nunca se sembraron los ingresos del petróleo y más que nunca se despilfarró la renta petrolera.


Como tampoco, el dinero extraviado ha sido invertido en la Industria Petrolera, en ninguna de sus áreas productivas, nos podemos permitir, dar algunas pistas para conocer el destino del botín.


1. En destinos externos de socios incondicionales del chavismo como Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, deben haber ingentes cantidades de ese dinero.

2. Montos de deudas de países suscritos en Petrocaribe, en Centroamérica y el Caribe.

3. Montos para mantener a flote el gobierno de Cristina Fernández en Argentina, bonos y maletín incluidos, aparte de las colaboraciones a las madres de mayo y a los piqueteros.

4. Importantes cantidades gastadas en armamento ruso, calificado por muchos como “chatarra de guerra”, ¡claro! incluidas, las debidas comisiones a los “perros de la guerra”, algunos muy conocidos y familiares en Venezuela.

5. Pagos por “estatizaciones” y por incumplimiento de contratos como los de Orimulsión y crudos pesados.

6. Comisiones pagadas en las negociaciones de PDVSA, en comercialización de crudos y productos y

otros aspectos como la corrupción en la compra de taladros chinos.

7. Negociaciones en Irán, asistencia a las FARC y en pagos a los agentes del chavismo en Colombia,

Perú, Ecuador, El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá.

8. Gastos en el satélite chino, en el cable a Cuba, en las inteligentes negociaciones realizadas por los brasileños, comisiones aparte.

9. Recursos dilapidados en las abusivas campañas electorales y los pagos a cientos de tarifados internacionales que escriben de manera incansable en defensa del chavismo, al ritmo de los dólares que reciben.

10. Los viajes realizados por el teniente coronel a lugares absolutamente injustificables para políticos de la “IV República”, pero “vitales” para el chavismo, como la más reciente visita turística, realizada a la Patagonia con toda la familia y muchos allegados.

11. La importante y abultada cantidad en las miles de cuentas nacionales e internacionales, secretas, disimuladas y abiertas que tantos miembros del chavismo o sus testaferros mantienen en franco crecimiento.


Finalmente, no tiene sentido buscar explicaciones técnicas ni operacionales, las respuestas son de carácter político, están relacionadas con la ineficiencia, la corrupción y la necesidad de destruir todo lo existente. La respuesta está en la explotación malsana del odio y el resentimiento social generado por las erradas políticas y prácticas de la dirigencia política, empresarial y social durante la década de los ochenta que generaron pobreza y decepción, en áreas sociales realmente marginadas. Entendamos que lo que se pretende es destruirlo todo y someter al país, por la vía de la destrucción de la lógica social y la violencia.


En términos racionales, no existe ninguna razón para que Venezuela esté en crisis. No podemos permitir que la caída de los precios del petróleo, sirva de excusa para justificar una crisis que, sencillamente no debería existir. La razón de la crisis, no es la caída de los ingresos, la razón verdadera son los diez años de chavismo revolucionario, destruyendo un país y los millones de venezolanos, no chavistas, que no quieren entenderlo.

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