sábado, 30 de mayo de 2009

EL LATIFUNDIO DE LA IMPRODUCTIVIDAD

Rafael Gallegos

La única revolución posible en el siglo XXI es la de la productividad. Lo demás es lumpia y fracaso. Si esta “revolución” quisiera lograr la felicidad de los venezolanos, se empeñaría en crear condiciones para la producción y no en esas absurdas invasiones, confiscaciones y estatizaciones que solo generan eriales. Da escalofrío hacer seguimiento a la decadente productividad de Venezuela. Según Fedenaga y Alianza Alimentaría la producción de café ha bajado en los últimos 9 años, desde 1400 a 900 quintales; la de carne de 450.000 a 250.000 toneladas; la de leche desde 1200 hasta 900 toneladas y hay 2,5 millones de vacas menos. Además, la producción de caña de azúcar ha disminuido desde 9,2 millones de toneladas hasta 7,5 en apenas tres años. Summa cum laudem de la decadencia. A estas cifras hay que agregar la baja de producción de petróleo desde 3,3 millones de barriles hasta 2,1 y perdiendo la oportunidad de ubicarnos hoy en casi 6 millones, debido a la lobotomía empresarial cuando botaron a 23.000 trabajadores en el 2003. Igualmente la exhiben la peor tasa de construcción de viviendas, desde las 80.000 por año de Caldera II, la “revolución” a duras penas llega a 35.000, incrementándose él número de venezolanos sin techo y por lo tanto los ranchos, la insalubridad, el hambre y la delincuencia. Los deslenguados afirman que este gobierno es como el caballo de Atila, en las fincas o haciendas que toca no vuelve a crecer la hierba. A este paso de vencedores, pronto seremos reconocidos una potencia; pero del bla bla bla y de la importación, esto último para beneplácito de nuestros vecinos de Colombia, Brasil y por supuesto, del imperio.

FALSOS PARADIGMAS DE PRODUCCIÓN

Si quisieran construir un país próspero deberían abjurar de tantas creencias dañinas, que generan hambre en el pueblo, en el nombre de la felicidad del pueblo. Falsos paradigmas como la estatización, según los deslenguados gobiernización, que tiende a quebrar las empresas. Ejemplos sobran, las cementeras, las haciendas, los bienes conexos de PDVSA, las empresas básicas de Guayana, la luz que alumbra el camino de los apagones. Pura ruta de la flacidez empresarial. El Estado es como el rey Midas; pero al revés. Lo que toca, lo acaba.


Falsos paradigmas como el heroísmo para la producción. Somos el país con más héroes y menos productividad por kilómetro cuadrado. La productividad no es cuestión de gorras rojas - rojitas, ni de gente que peleó en quien sabe en que movimiento político, ni de revolucionarios. Es asunto de buenos gerentes, de estrategias, de inversionistas, de equipos de trabajo, de visiones panorámicas.

Falsos paradigmas como el socialismo. Socialismo es sinónimo de fracaso. Si Cuba no fuera una isla custodiada por fieros tiburones, no quedarían ni los hermanos Castro. En Rusia el fracaso fue tan grande, que el comunismo… se suicidó.

Falsos paradigmas como el autoritarismo, la tramparencia electoral, el mesianismo. Y el peor, hacer creer la mentira de que pueden existir países prósperos sin empresas de alta productividad. Japón, Alemania, Suecia, USA, Costa Rica o Chile, son ejemplos de países exitosos con empresas exitosas. No hay países prósperos sin empresas prósperas.


¿EL MARASMO ES UNA ESTRATEGIA DE GOBIERNO?

La destrucción de la producción es la destrucción del país. O son los dueños del peligroso latifundio de la ignorancia, o están demoliendo a propósito. ¿Cuál cree usted que es la realidad?

Si son los dueños del latifundio de la ignorancia, hay que advertirles que van en la dirección contraria de un país donde todos tengamos oportunidades, se incremente la producción de alimentos, por la soberanía; las industrias para lograr empleo bueno y obtener divisas para las exportaciones; la construcción de viviendas, para acabar con la ranchificación; la calidad de la atención hospitalaria, la calidad de la educación y la seguridad.


Si la demolición es a propósito y buscan copiar al modelo cubano, generando un marasmo social donde todos los pobladores dependamos de misiones famélicas, trabajos rojos-rojitos, tarjetas de racionamiento, casas, muebles y tierras prestadas por la “revolución”, información por una sola vía estilo Gramma y un Mesías para toda la vida, entonces van bien. La sala situacional de la “revolución” está cumpliendo de manera excelente su tarea. Está asfaltando la ruta del marasmo, principal estrategia del gobierno.



A este paso de decadencia, ¿cómo será en el 2021, Bicenternario de Carabobo, la producción de carne, leche, vacas, petróleo o casas? ¿A qué niveles de marasmo habremos llegado? ¿Al de Cuba? ¿Eso es lo que usted quiere para Venezuela? Aunque suene rimbombante, es imperativo que usted y yo rescatemos la producción para salvar a la patria. Productividad o muerte.



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