sábado, 28 de marzo de 2009

BOLIBURGESIA Y BOLIPOBRECIA

Rafael Gallegos


Los boliburgueses eran pobres de solemnidad hace diez años. Les daba taquicardia cuando se vencía el recibo de la luz, sus neveras parecían unas sabanas desérticas y tenían una estrategia que envidiaría el mismísimo Duque de Wellington para escabullírseles y enredar a los cobradores.

Hoy, conocen Disney, regresan del imperio llenos de maletas, se mudaron al este, tienen dólares, camionetotas, caballos de carrera. Con sus reales y mis reales, querido lector. Van a los mejores colegios y clínicas. Cero colegios bolivarianos. Cero Barrio Adentro. “Qué vivan los pobres… que botan por nosotros”, se burlan de la bolipobrecía. Su meritocracia la marca hacer los mandados, aplaudir a rabiar al líder, cobrar comisiones y callar. Pura bolipobrecía… de la intelectual. Sólo comparten con Marx aquella frase de lo mejor de la boliburguesía son sus vinos y sus mujeres. Felices porque juran que desde el 15 F su jefe no tiene fecha de vencimiento, cuando lo único que cambiaron fue la fecha del cartón y no lo perecedero de un producto de tan mala calidad.

Como contrapartida, bolipobrecía identifica a los que se empobrecen todos los días por efecto de la “revolución”. Cada día hay más bolipobres en Venezuela, por más que el gobierno pregone que ha disminuido la pobreza, como tratando de tapar el sol con un dedo. Deberían regalarle un telescopio al Presidente, para que en sus ratos libres enfoque a sus vecinos de los cerros caraqueños y observe cómo, después de diez años de “revolución”, en las narices de Miraflores se multiplican las aguas negras, los ranchos al borde del abismo, los niños jugando en la basura, y si enfoca mejor podría verificar los atemorizados rostros de los habitantes de esas barriadas, transitando con su salario en la cartera, aterrados ante la certera probabilidad que los asalten los antisociales y les dejen sin comida para sus hijos y en el peor de los casos, los asesinen. Para detectar las precarias condiciones dentro de los ranchos, o en las escuelas y ambulatorios, le recomendamos al Presidente sintonizar por ejemplo, “El radar de los barrios”. Pregunto: ¿En cuántos años de “revolución” acabaran con los ranchos? ¿En diez, veinte, cien… o infinito?

Y en la clase media, la bolipobrecía pica y se extiende. Basta observar los perjudicados firmantes de la fascista lista tascón; los botados de PDVSA; los otrora prósperos empleados de las empresas básicas de Guayana; los trabajadores del Metro, a quienes les dijeron vuelve a batear porque ese jonrón no vale; los empleados de las cementeras; los ex trabajadores de los hatos invadidos y los pendientes de firma de contratos colectivos; los familiares de los presos políticos, los perseguidos y los exiliados. Y ahora los empleados recentralizados. El gobierno es el enemigo número uno de la producción. Tras cada intervención a un ente productivo vienen el desempleo, la inflación, el desabastecimiento… el hambre. ¿Para eso ha servido tanto odio, abusos y opacidad electoral en estos diez años de “revolución”?

Y los pobres cada día son más pobres. Sin altos precios del petróleo, no son sostenibles las políticas asistenciales para alimentar a la población. Para superar la pobreza se requiere resolver la problemática de la vivienda, del empleo, de la salud, de la educación. Una estrategia integral distinta a la utilizada por el gobierno, basada en la sola repartición de alimentos y pensando que el petróleo iba a subir por siempre. La única forma de superar la pobreza sostenidamente es con una estrategia de desarrollo. Eso implica superar la vergonzosa brecha de viviendas. Antes se construían 80.000 por año y ahora apenas 25.000. La tamaña ineficiencia de la “revolución” ha dejado sin techo a cuatro millones de venezolanos en estos diez años. Han acabado con la mitad de las empresas industriales (6000), lo cual ha provocado unos 500.000 desempleados. Y los hospitales, peor que nunca. ¿Cuál funciona? Por algo se abarrotan las clínicas. Los bolipobres crecen como crece la sombra cuando el sol declina.

LA REVOLUCIÓN MÁS COSTOSA DEL MUNDO

Hablan de la nueva siderúrgica y del futuro del aluminio, luego de quebrar a las empresas básicas; de más de tres millones de barriles de petróleo cuando sólo producen dos y venden uno; de ochocientas empresas “socialistas” como antídoto contra el desempleo mientras quiebran a los empresarios; de la solidez financiera mientras toman el encaje de los ahorristas. Puro desparpajo. ¿Será ignorancia o será burla? ¿Escurren el paquete porque no saben o porque les da miedo?
La “revolución” ha devenido en un costoso show que sólo pueden dar países con mucho dinero como el nuestro. Pura paradoja. La pobreza aupó la llegada de la “revolución”, la bolipobrecía marcará el ocaso. El hambre crece y el mito decrece. Les convendría tener presente al chino de la lavandería: si no hay leal, no hay bolilevolución.

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