viernes, 16 de enero de 2009

MISION SUMISION

Rafael Gallegos

Los consejos comunales, que funcionan con presupuesto público y están diseñados por la ley para resolver los problemas de las comunidades, han recibido desde el más alto nivel de la “revolución”, la orden de olvidarse de sus obligaciones y dedicarse exclusivamente a lograr la reelección perpetua. En cualquier otro país esa orden sería un escándalo.

Tengo instrucciones de no atenderte, estoy eternizando al líder”, le responderán los miembros de los consejos comunales a sus vecinos cuando estos les expongan sus problemas. “¿Y qué hacemos con mi hambre?”- se quejará el vecino. “Con hambre y sin empleo, con Chávez te resteas - será la respuesta. Y la Contraloría General de la República o la Defensoría del Pueblo… ¿qué dicen?, ¿Por qué callan?, ¿Guardarían el mismo silencio si por ejemplo el alcalde Antonio Ledezma les ordenara a los empleados de la Alcaldía Mayor que se olvidaran de sus funciones y se dedicaran tiempo completo a trabajar por el NO? ¿Hasta qué grado llegará la sumisión en Venezuela?



LA RUTINA DEL ABUSO

A los venezolanos ya nos parece normal quedarnos callados cuando la “revolución” actúa por encima de la Ley. Como si la Misión más exitosa del régimen, hubiera sido la Misión Sumisión. Y usted, ¿qué dice? Ya no nos asombra el desvalijamiento general de las oficinas, o el azúcar en el motor de algunos vehículos, como acto previo a la entrega de gobernaciones y alcaldías perdidas por el oficialismo, así como el mutismo del Poder Ciudadano ante estos actos de barbarie. O que Capriles reúna a las policías de Miranda y no vayan las oficialistas porque el Gobernador de Miranda es “escuálido”. O que en nombre de la “revolución” se agreda a los opositores que depositan flores al Libertador. Así, quiebran PDVSA, generalizan los apagones, acaban con las cabillas, con el cemento, con los bancos. En nuestras propias narices el gobierno se convierte en el enemigo número uno de la producción y de la calidad de vida suya y la de sus hijos.


Se ha vuelto rutina que tengamos un Presidente incumpliendo su deber al no dialogar de ninguna manera con la oposición, ni aceptar entrevistas de los medios privados que no le hacen carantoñas, mientras habla nada menos que de inclusión… ¿dónde estás Guinness? Es rutina que el gobierno no les de propagandas a esos medios, ni permita que su gente les acepte entrevistas, insulte hasta lo soez a sus dueños y a sus empleados, se haga el loco con las agresiones y bombas a las televisoras y a los periodistas, mientras se jactan de que Venezuela es el país con mayor libertad de expresión en el mundo.

Ni hablar de los presos políticos por leguleyismos, o los procesos de los comisarios increíblemente retrasados por cualquier cosa. O de los incontrolados bolsillos de la “revolución” donde su plata (y mi plata) se gasta al arbitrio del líder. O de la injusticia contra la Gente del Petróleo, a quienes además de botarlos indebidamente provocando la pre-quiebra de PDVSA, no se le ha cancelado ni la caja de ahorros, ni las prestaciones, ni nada, como si los dirigentes petroleros “y que” socialistas y el gobierno, pudieran estar por encima de la Ley.


Y por supuesto, ya es normal (¿y la costumbre lo hace correcto?) que se haga campaña electoral mediante interminables cadenas, o en los canales del Estado, o que las empresas públicas ofrezcan sus vehículos para las campañas electorales del oficialismo. Y todo eso con sus reales y mis reales. Y no pasa, nada. Es el abuso como sistema de gobierno. A lo mejor algún día, incorporarán todos estos desaguisados a la Ley y el abuso será legal – legalito y por supuesto, rojo – rojito. Delitos, delitos y más delitos. Puros pernaletes y puros mujiquitas. Pura Misión Sumisión. Y usted, ¿qué dice?


¿VENEZUELA O ZOMBIZUELA?

Los ciudadanos de las democracias del mundo no pueden creer que esto pase en Venezuela. Si acaso creerán que se trata de una novela de realismo mágico y no de la magia negra en que va convirtiendo este proceso. Esta situación sólo sería considerada normal en los países panas como Cuba, Camboya o Corea del Norte, donde en lugar de ciudadanos hay zombis, los líderes son eternos y hereditarios y no se discuten las ideas sino, como en el pasaje bíblico de José, se hace imperativo adivinar lo que piensa el Supremo.


A Dios gracias, no hay que ser adivino para vislumbrar el próximo gran triunfo del NO y la fecha de vencimiento del Mesías devenido en falso profeta. Los triunfos de la “oligarquía” en los gremios, las universidades, los sindicatos y hasta en el country club de Petare, reflejan la creciente soledad del gobierno. Muestran un pueblo dispuesto a romper las cadenas de la sumisión. El que tenga ojos que vea cómo crece, cual sunami, la cantidad de venezolanos que le dice NO a la Zombizuela que propone la “revolución”.


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